domingo, 13 de noviembre de 2011

Behobia-San Sebastián (13-11-11)

Última estación: San Sebastián. Prólogo: A falta de dos semanas justas para la gran cita, la última carrera dentro de mi plan de preparación para la Maratón ha sido la clásica Behobia-San Sebastian. Esta carrera ha conllevado un estupendo viaje de 4 días por tierras vascas en compañía de Jose y Pilar, y muy bien acogidos por Iker, Marian y la pequeña Luján, que han hecho de extraordinarios anfitriones. Un viaje muy completo, con visitas turísticas, pinchos, cañas, Gin tonics y muchas risas.

Y que mejor manera de terminar la preparación a la maratón que con una carrera tan emblemática como la Behobia-San Sebastián? Pues seguramente pocas veces cuadran tan bien las cosas para poder disfrutar de esta carrera en la preparación a una Maratón. Todo empezó hace año y medio, cuando Iker y Marian me hablaron de esta carrera tan emblemática del País Vasco: más de 16.000 personas, un gran ambiente de público y un estupendo recorrido, entre Irún y San Sebastián.  El único problema es que para apuntarse, hay que hacerlo el mismo día que se abre la inscripción, porque en cuestión de días, se agotan los dorsales. Además, también tiene que darse la posibilidad de coger unos días, para aprovechar y visitar San Sebastián. Así que, este año, como nos cuadraban las vacaciones, en Junio, el primer día, ya estaba inscrito (es la primera vez que me inscribo con tanta antelación a una carrera). Además, Jose, un viejo conocido de algunas de mis historias sobre el asfalto y compañero de batallas también se había inscrito, así que, el CAB iba a tener dos representantes en la Behobia. El sábado por la tarde nos dirigimos hacia el Kursaal, donde estaba instalada la feria del corredor, donde había un ambientazo espectacular de gente, de corredores, stands, etc. Allí recogimos el dorsal, la camiseta conmemorativa, folletos informativos, regalitos, productos de prueba, etc. si no me sacan, aún seguiría allí!! Ya estaba todo preparado para disfrutar de esta emblemática carrera.
Al día siguiente, después del desayuno, Jose y yo cogimos el tren habilitado para los corredores, desde Tolosa hasta Irún. Una de las particularidades de esta carrera es que la salida es en un municipio (Irún, al que es conveniente llegar en tren para evitar masificaciones) y la llegada en otro (San Sebastián, a 20 Km). Otra de las particularidades es que la salida se da en diferentes bloques de corredores, ordenados por marcas, con dorsales de diferentes colores, para así facilitar la salida a los más de 20.000 corredores!! Una locura!! Pero eso sí, todo muy bien organizado. Al llegar a Irún deberíamos haber cogido uno de los autobuses lanzadera que nos acercaría a la salida, pero era tal el número de personas que se agolpaban en la estación, que decidimos patearnos los 3 Km’s que distaban de la salida al igual que una gran número de corredores (Trayecto que aprovechamos para ultimar nuestras estrategias para la carrera). Según nos acercábamos a la zona de salida, se iba escuchando la música y la megafonía, el ambiente de los corredores, las conversaciones típicas de los runners… el espectáculo acababa de empezar. Una vez allí, fue un espectáculo ver toda la extensión enorme donde se ubicaba la salida abarrotada de corredores, animados por la música y por el Speaker. Lo primero que había que hacer era dejar las mochilas, porque íbamos pillados de tiempo (las dejamos en unos camiones de la organización, y luego se recogían en la meta). Casi me cuesta la vida quitarme el chándal, ponerme las calcetas compresoras y dejar la mochila con tanto gentío… me pisaron, me empujaron, perdí a Jose… que jaleo!!. Pero bueno, finalmente, nos reencontramos, dejamos las mochilas y a disfrutar de la salida. No se puede describir aquel ambiente, pero era espectacular ver a los miles de runners estirando, calentando e ir tomando posiciones. Nosotros, con dorsal azul, nos ubicaron cerca del puente que separa Irún de Francia, así que, aunque brevemente, hicimos una pequeña excursión por el País vecino mientras calentábamos. Contra todo pronóstico a estas alturas del año, el día era soleado, con ligeras rachas viento, así que había que hidratarse bien para no pagarlo al final. La salida oficial de la carrera era a las 11, y la nuestra, a las 11:24, así que hicimos tiempo estirando, animados por la música y por el gran ambiente, hasta que, por fin, llegó nuestro turno. A la hora prevista, nuestro grupo se situaba en la línea de salida, no sin antes saludar a las cámaras que grababan la salida y que proyectaban las imágenes en unas pantallas gigantes. Últimas instrucciones del speaker, música para animar la salida, pistoletazo, y todos a correr! Como era de esperar, la salida fue masificada, y durante los primeros Km’s era prácticamente imposible coger un ritmo cómodo, pero bueno, la idea era disfrutar. Ya desde el principio de la carrera había gente animando, aunque algo dispersa por las calles de Irún. Ya en el centro del municipio, algo más de ambiente y aplausos. A partir del Km 2 el perfil se volvía ligeramente ascendente, aunque llevadero, y el calor empezaba a dar guerra. A estas alturas ya había perdido a Jose entre la multitud, que aún era muy numerosa e impedía marcar un rimo bueno. Aún así, se podía correr bien. A partir del Km 4 y después de la ascensión, tocaba bajar, dejando atrás Irún. Recuperando en la bajada y aprovechando para adelantar a corredores, me planté en el Km 5, y de momento todo iba según lo previsto: ritmo tranquilo, para llegar bien al primer punto conflictivo: el alto de Alto de Gaintxurizketa. Del Km 5 al 6, subí un puntito el ritmo para ir cogiendo tono y llegar a punto para la subida. Con buenas sensaciones y ya con mi ritmo cogido llegué a los primeros desniveles de la subida Gaintxurizketa, que era una subida de unos 2 Km, con una buena pendiente que picaba bastante. Pues nada, para arriba!! Justo al empezar a subir, el 2º avituallamiento (curioso sitemas de avituallamiento el de la Behobia: vasitos pequeños de papel, en lugar de botellas). La subida ya hacía mella en un gran número de corredores que bajaban el ritmo, andaban o paraban. La verdad es que me encontré muy bien durante toda la subida, marqué un ritmo alto para no quedarme clavado y conseguí no sufrir mucho, pese al calor. Impresionante el gran número de gente que estaba en toda la subida animando y aplaudiendo a todos los corredores. La verdad es que animaba mucho y facilitaba la ascensión. Apretando los dientes en los últimos metros, por fin llegué a lo más alto de Gaintxurizketa, con una buena sudada, pero dentro del tiempo previsto (cerca de 40 minutos). A partir de aquí, volví a subir un punto más el ritmo. Del Km 8 al 11, zona de toboganes en la zona de Lezo, con algunas subiditas de esas que pican, pero en las cuales se podía disfrutar de un paisaje verde espectacular. Y después de los toboganes, bajada pronunciada continua, hasta el puerto de Pasajes. Aquí sí que apreté bastante para recuperar tiempo y para probarme, llegando a ritmos de 4:00 m/km en algunos momentos: la verdad es que me encontraba muy bien. El puerto de Pasajes es una zona de unos 3 Km, que a priori iban a servir para recuperar tiempo, descansar de la 1ª gran subida y de los toboganes, y para subir otro puntito el ritmo. Justo al entrar, un gran número de espectadores volvían a animarnos y aplaudirnos sin parar, niños con las manos extendidas para que les chocaras, gritos de ánimos, etc. la verdad es que era una pasada, increíble ver como la gente no paraba de animar, sin conocerte, incluso leían los nombres de los dorsales y te animaban por tu nombre! Pero justamente la zona que yo creía que iba a ser la más cómoda, se convirtió en un pequeño calvario. Durante todo el tramo del puerto, no conseguí encontrarme cómodo en ningún momento, tal vez acuse un poco el ritmo de la bajada; me constaba bajar de 5 m/Km, e incluso mantenerlo; además, en este tramo tuvimos que dejar paso a una ambulancia que tuvo que atender a un corredor, con lo que no conseguí encontrar el ritmo que esperaba. En esta zona había menos público, era una zona portuaria, un poco fea, con ferralla amontonada junto al paso de los corredores. Pasé momentos críticos porque pensaba que me venía abajo, totalmente desconcentrado y con la moral algo tocada… se me hizo interminable!!! Casi al final del puerto, me eché dos buenos tragos agua en el avituallamiento, más otro vasito para la cabeza y la cara, y creo que eso me vino de perlas, porque a partir de ahí, volví a concentrarme. Ya quedaba poco, para salir del puerto y volvía a verse público animando, cosa que se agradecía. Por fin, pasado el Km 15, salíamos del puerto y entrábamos en el barrio de Trintxerpe: multitud de gente animando, gritando, silbando, aplaudiendo, un grupo de niños txistularis,  y gente, y más gente, y más gente…la multitud animaban, creando un ambiente ensordecedor que hacía recargarte las pilas al instante. En ese momento se me pasó la pájara, volvieron las fuerzas, los ánimos, la moral…había llegado al último punto duro de la carrera: el alto de Mirakruz. Es una subida de unos 700 m., bastante dura, sobre  todo a la altura de carrera que estamos, en la que ya las fuerzas van justitas. Casa vez más gente animando, con más pasión, con más ganas, evidenciando que el apoyo a este deporte es total, y entendiendo que todos y cada uno de los corredores necesitan ánimos. Por momentos me sentí como se sientes los ciclistas en las carreras con finales en alto, con la gente totalmente entregada. La subida era dura, pero las piernas me respondieron perfectamente, mejor que en el llano, lo que me permitió adelantar a un gran número de corredores (ahora sí, muchos de ellos pagando el esfuerzo realizado, la dureza de la carrera, el calor…). Con mucho esfuerzo finalicé la subida, sin ni siquiera ver el restaurante de Arzak que estaba en lo más alto (y mira que me lo habían avisado…), pero espoleado por los ánimos de la gente, inicié la bajada hacia San Sebastián con todo lo que me quedaba dentro. Un Km de bajada, a 4:45 m/Km sin parar de adelantar a corredores, cada vez con mejores sensaciones, y ya por fin las dos últimas recta, de aproximadamente un Km cada una. Impresionante: gente, y más gente, y más gente…sin parar de animar, de aplaudir, de gritar. Casi sin darme cuenta, prácticamente flotando, me planté en la curva de 90 grados que nos llevaba al último Km, con la meta al fondo. La gente estrechaba la calzada, jaleando y vitoreando a los corredores. Con mucha emoción, pasé junto al Kursaal, cruce el puente y recorrí los últimos metros entre los aplausos de  la multitud, entre la que se encontraban Gema, Pilar, Iker, Marian y Luján (aunque entre los gritos, aplausos, megafonía, la emoción, etc. ni les vi ni les escuché). Con tanta emoción en los últimos Km’s, ni había mirado el garmin, y no sabía si iba dentro del tiempo previsto o no…y qué más daba?; hoy el tiempo no importaba. Los últimos metros, frente a la zona de gradas era el momento de sonreir y dejarse llevar hasta la meta. Acompañado por un gran número de corredores (como durante todo el recorrido), cruce el arco, dejando salir la emoción tras finalizar esta gran carrera.
           Tiempo de carrera: 1:38:58 (4:57 m/Km. Un tiempazo para ser un perfill tan duro, aunque no era día de preocuparse mucho por la marca, sino de terminar mi preparación a la Maratón y disfrutar de ese momento, del día en el que he sentido el ánimo de miles de personas durante casi todo el recorrido, haciéndote sentir todo un héroe)

Tras cruzar la meta, teníamos que recorrer unos metros vallados hasta llegar a la zona de entrega de chips. Pues aún la gente que estaba detrás de la vallas continuaba aplaudiéndonos. Impresionante. Para completar los obsequios por participar, nos dieron una medalla conmemorativa, fruta, chocolatinas, agua y aquarius.

Es imposible describir las sensaciones después de una carrera así. Destacar que es muy complicado organizar con tanta precisión una carrera con tantos participantes. Pero ha quedado demostrado que tanto la organización como la gente se vuelcan para que así sea. Como único punto a mejorar, yo propondría que algunos de los avituallamientos fueran de botella en lugar de vaso, porque se hace muy difícil beber y mojarse con vasos tan pequeños. Además, la botella la puedes conservar un tiempo por si la necesitas más adelante. Y ya que pedimos, que la bolsa del corredor sea un pelín más copiosa, ya que el precio que se paga es algo elevado para una carrera de esa distancia. Por lo demás, perfección total.
No cabe duda que esta es una de las mejores carreras, si no la mejor, en la que he participado. El recorrido, los paisajes, el perfil, y sobre todo la gente, hacen de la Behobia-San Sebastián una carrera imprescindible en el palmarés de todo corredor popular. Ni que decir tiene que volveré, no sé si el año que viene, o al otro, una, dos, o más veces, pero volveré.

 






Fotos de Gema, El Diario Vasco y Marathon-photos.com