domingo, 25 de noviembre de 2007

Media Maratón Benidorm (25-11-07)

La Media Maratón de Benidorm, mi primera carrera. Esta frase basta para resumir lo que significó para mí esta carrera. PRÓLOGO:   Empecé a correr por casualidad unos 5 meses antes, más que nada por perder peso, sin imaginarme que en poco tiempo me embarcaría en esta gesta. Sin plan de entrenamiento, sin noción alguna, sin referentes, ...nada, correr por correr. A los dos meses, en mitad de verano, mi amigo Horacio, que también había empezado a correr de la misma manera que yo, me comentó que un amigo que teníamos en común iba a correr la Media Maratón de Benidorm. Claro, estábamos de copas, entradita la noche, nos envalentonamos y cerveza en mano, con brindis incluido nos propusimos, hacerla nosotros también. ¿Por qué no? Así que, desde ese momento teníamos tres meses y medio aproximadamente para prepararnos para nuestro gran reto: participar y terminar la Media de Benidorm.
Pues nada, yo continué con mi plan de entrenamiento, que consistía en correr cuando podía (uno o dos días por semana) y con mis propios métodos (es decir, ir aumentando los kms paulatinamente, al ritmo que me apetecía). En resumen, llegué a la media como si no hubiera entrenado prácticamente nada. Ignorante de mí, no sabía lo que me esperaba... Con todo esto, llegó el esperado fin de semana. Con los nervios en aumento según se acercaba el gran momento, el día de antes fuimos los dos a por nuestro dorsal. Que ambiente, no lo olvidaré nunca. Muchísima gente con su dorsal, deambulando por la plaza del Ayuntamiento, hablando de carreras, de tiempo, de velocidades, de ir con el práctico de 1:30 h. (que sería eso?), se oían comentarios tales como "voy a ver si hago 1:20", y yo me preguntaba, "pero... eso se puede elegir o programar? ¿No se corre y lo que salga? Había stands con zapatillas, camisetas, geles especiales para correr, calcetines técnicos...dios!!! El mundo del running se abría ante mí!!! Horacio y yo estábamos embriagados por aquel seductor mundillo que nos hacía especiales: estábamos a punto de ser medio maratonianos, ojo!. Tras recoger el dorsal y mientras tomábamos una coca cola, conversábamos sobre el evento, aún con la embriaguez y la emoción del acontecimiento. Ya sólo quedaba descansar para el día siguiente.

Y por fin el gran día. Con la equipación preparada desde la noche anterior, me vestí mis mejores galas para la ocasión. El día se alzaba frío y lluvioso, pero daba igual, era mi día. Los nervios y la emoción se habían apoderado de mí y me llevaban en volandas. Quedé con mi compañero de aventura una hora antes, y mientras me dirigía a lugar de encuentro, caminaba por el recorrido por el que pasaría más tarde corriendo, y que en ese momento ya estaba siendo transitado por los corredores de la Maratón, que se celebraba a la misma vez que la media, aunque con salida hora y media antes: Dioooosss, que emoción, esto ya se me ha ido de las manos!!! Tras encontrarme con mi compañero, y despojarnos de nuestros ropajes, nos ponemos a trotar suavemente, más que nada para combatir el frío. Nos encontramos con Jacinto, otro compañero que también se estrenaba como nosotros con su primera media, así que nos dirigimos hacia la salida para iniciar nuestra gesta. Era increíble, más de 2000 personas apelotonadas esperando el pistoletazo de salida. Un gran ambiente, música, un speaker animando, ...qué más se podía pedir? Además, el cielo se abría un poco, aunque seguía haciendo frío y viento. Tras unos minutos de intensa espera con conversaciones nerviosas, sonrisas tensas, ejercicios que simulaban estiramientos, etc. por fin sonaba el disparo: varios meses de entrenamiento que nos habían llevado hasta ese momento y por fin echábamos a correr. La carrera en los primeros Kms no tuvo mucho que comentar: trascurrió por la av. Mediterráneo, con giro en l'Ametla del Mar, y vuelta por el mismo sitio (por el otro carril). Atravesamos por la c. Gambo, Palmera y Paseo de la Carretera hasta la Playa de Poniente. Durante este tramo mucha aglomeración de gente que impedía correr con libertad, y en el centro de Benidorm, mucho ambiente de gente animando. Después recorrimos en su totalidad la Playa de poniente, hasta paseo Tamarindos y vuelta a Paseo de la Carretera. En este tramo, menos gente, empezaba a notarse el cansancio, pero era llevadero. Nos habían doblado como rayos varios grupos de los Maratonianos; Jacinto, que iba con un par de acompañantes, empezaban a adelantarse, pero Horacio y yo continuábamos a nuestro ritmo, sin prisa. Al llegar al centro de Benidorm, cruzamos hacia la Playa de levante por las calles del casco antiguo, y Horacio empieza a notar molestias.  Nos continúan doblando participantes de la Maratón, que fieras. Durante el tramo de Levante hasta el Rincón de Loix, Horacio comenta varias veces que va tocado y que no sabe si va a poder seguir. Le animo todo lo que puedo, porque yo también voy tocado, pero en el 14 más o menos, nos paramos para que mi compañero estire un poco. Tras un minuto, me dice que siga yo, porque no sabe si va a poder continuar. Esperamos unos segundos por si puede retomar la marcha (no tenemos prisa, hemos empezado juntos y hasta ese momento, se me hacía inimaginable no acabarla juntos). Él me insiste, que siga porque seguramente no va a pode continuar. Con rabia, tristeza y sentimiento de culpa continúo yo solo los kilómetros que restan. Como he parado, mi intención fue recuperar el tiempo perdido, e intenté tirar un poco hasta llegar al grupo en el que estábamos antes de parar, pero tras un kilómetro mis fuerzas bajan de manera fulminante, hasta que sólo puedo correr en modo piloto de emergencia. Quedaba la parte más dura, el trayecto de ida y vuelta hasta la  la carretera general por l'Ametla del mar y la av. del Mediterráneo hasta la Plaza del Ayuntamiento. La soledad de esos kilómetros, el fuerte viento y el cansancio hicieron de los últimos 5-6 kms un autentico suplicio. Los realicé por instinto, con las fuerzas justas para correr (o algo parecido) sin que el fuerte viento me desequilibrara (las vallas publicitarias caían fuertemente empujadas por el viento), beber en el avituallamiento y poco más. Ya enfilando los 2 últimos kilómetros era consciente de que mi velocidad era la misma que si estuviera andando ligero, pero no podía pararme. A 500 metros, empieza de nuevo a escucharse los ánimos de la gente que se vuelve más numerosa según me acerco a la meta. Oigo que gritan mi nombre: un compañero de trabajo que me anima, y al que no puedo más que localizar con mis ojos y decirle con la mirada que voy mas muerto que vivo. Ya sólo quedan 200 m., estoy cerca del puente por el cual hemos pasado tras la salida, y la gente se agolpa aplaudiendo y animando. Yo realmente no oigo nada, sólo quiero llegaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaar!!!. Pasado el puente ya se ve al fondo la meta, y poco a poco (muy poco a poco...) me acerco a la cuestecilla ascendente que da acceso a la plaza del Ayuntamiento. La "cuestecilla" era la guinda/puntilla al calvario que llevaba padeciendo desde hacía dos horas, pero, aunque interminable, la superé: a 15 metros la gloria.
Y por fin la meta, el lugar donde había empezado todo, el cual llevaba deseando cruzar hacía muchos kilómetros, por fin se alzaba sobre mí. Lo había conseguido, había terminado mi gran reto. Eso sí, mi estado era lamentable. Tras quitarme el chip y recibir algunos obsequios (trofeo, fruta, agua chocolatinas, ...) me encontré con Jacinto y nos hicimos unas cuantas fotos abrazándonos por la emoción. Una vez recuperado el aliento y cuando ya no pensaba que se podía ser más feliz, apareció mi amigo Horacio que también (con su propio sufrimiento extremo) había conseguido terminar. Ahora sí, la gesta había terminado.
Tiempo oficial: 02:09:54 Que más daba el tiempo! Había terminado! Y aún la gente me preguntaba...¿has ganado? Sin comentarios...
Mi primer pensamiento tras cruzar la meta fue que no iba a volver a repetir ese sufrimiento en la vida, que como experiencia estaba bien, pero una y no más. Pero a medida que iba asimilando lo que había conseguido, poco a poco, algo cambió dentro de mí. ¿Podría mejorar esa marca? El germen del espíritu runner había comenzado a crecer dentro de mí.