domingo, 27 de noviembre de 2011

Maratón de Valencia (27-11-11)

“Y por fin el gran día…” Hace exactamente 4 años, el mismo fin de semana del año 2007 terminé mi primera media maratón. Fue por casualidad, prácticamente sin preparación, con mucha inconsciencia, sin idea de lo que realmente era una carrera de fondo, pero eso sí, con mucha ilusión. Con muchísimo sufrimiento conseguí cruzar por primera vez una meta. Ese día, en ese preciso momento, fui infectado por el virus del “running”. Ese virus provocó que mi ilusión y mi dedicación a este deporte creciera día a día, kilómetro a kilómetro, a través de un gran número de carreras. Hasta que por fin, mis zapatillas, mis pasos y toda mi ilusión me han llevado hasta la salida de mi primera Maratón.
Pues sí, después de un año de muchas habladurías y vistas al horizonte, llegó el gran día. Hace justo un año, días antes de la Medía Maratón de Benidorm de 2010, Santi (un compañero del Club) y yo empezamos a comentar la posibilidad de hacer nuestra primera Maratón. A esta propuesta se nos unió el Guaje, otro compañero ya curtido en la distancia reina. Así, marcamos Valencia como objetivo para lanzarnos a la gran aventura: empezaba la cuenta atrás. Con el paso de los meses, la idea seguía en pie, hasta que por fin en verano, poco a poco empezamos el entrenamiento. Atrás quedan 4 meses de preparación, de ajustar el plan de entrenamiento, de entrenar y preparar carreras con cabeza, de acondicionar el ritmo de carrera, de beber más agua que un pez, de controlar la alimentación, de revisar una y mil veces el recorrido de la carrera, etc. Por fin llegó el gran día, en el que, al igual que el día de mi primera Media, iba a hacer algo grande. El día anterior nos juntamos los tres compañeros en el museo príncipe Felipe de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, donde se encontraba la feria del corredor. Allí recogimos el dorsal y algunos regalos de participación (destacar un punto negativo para organización, ya que no hicieron previsión de tallas y ya sólo quedaban XL cuando llegué). Últimas instrucciones y ánimos, y quedamos para la gran cita del día siguiente. Sólo quedaba cenar bien y descansar. A las 6:30 ya estaba desayunando, hiperactivo, con todo preparado para batirme el cobre. A las 8 en punto Gema (una vez más la he arrastrado en mi locura runner) y yo ya estábamos en la zona de salida. Desde que bajé del coche se respiraba maratón!!! Runners por todos lados, un ambientazo increíble, con una salida espectacular situada en la misma Ciudad de las Artes y las Ciencias, y por delante, 42 Km de ilusión para cumplir mi sueño. Unas fotos para el recuerdo y a reunirme con mis compañeros. El día había amanecido fresco, pero casi despejado por completo, sin viento, lo que nos dejaba unas inmejorables condiciones para correr. Paralelamente a la Maratón se disputaba un 10K con unos 5000 participantes, que junto a los participantes de la Maratón sumaban más de 12000 personas. En esta multitud, perdimos al Guaje antes de colocarnos en la salida, así que, Santi y yo tomamos posiciones entre la multitud. Es un poco difícil describir qué se siente en ese momento: tras 4 meses de entrenamientos e ilusiones, rodeado de miles de personas, con música para ambientar la salida, en un marco espectacular, la fusión de nervios, ganas de correr, miedo al temible muro,… dioooooooooooooooooooooossss!!! Que empiece yaaaaa!!!! Sin parar de animarnos mutuamente, aplaudir y dar ligeros saltitos, pasamos los minutos previos, hasta que, de repente se escuchó al fondo una mascletà…había llegado el momento. La multitud empezó a moverse, poco a poco, y un escalofrío me puso los vellos de punta: ya estábamos en marcha!! Iba a ser capaz de terminar? Iba a sufrir mucho? Mil preguntas sin respuesta dieron paso a la concentración y a la tranquilidad, y sobretodo al principal objetivo: disfrutar de ese momento. Por fin cruzamos la línea de salida y con tranquilidad, empezamos a marcar un ritmo cómodo. No tenía prevista una marca concreta, tan solo terminar, y a poder ser sin sufrir mucho,… pero si pudiera bajar de 4 horas, sería una pasada. Pasado el Km 1 estaban Gema y Mónica, para darnos los primeros ánimos y hacernos las primeras fotos. Sonrisas, poses para la cámara, ánimos…la fiesta acababa de comenzar. Continuamos la marcha, hasta el puerto, donde uno de los muchos grupos de rock distribuidos por el recorrido, amenizaba los primeros Km’s. Un poco más adelante, justo en la zona donde se ubican los boxes de la F1, los miembros de una falla nos animaban disfrazados de pitufos. Poco a poco la carrera se iba abriendo y era más fácil mantener un ritmo cómodo. Ya en le Km 4 adelantamos al práctico de 4h.30, y con muy buen ritmo seguimos nuestra marcha. En el 5, primer avituallamiento y de momento, todo marchaba a la perfección. El ritmo que llevábamos era claramente más lento de lo que suelo hacer las medias (íbamos a 5:40 m/Km), pero preferíamos conservar, que esto iba a ser muy largo. Hasta el Km 9, la carrera discurría por amplias avenidas, un poco alejadas del centro por lo que en esta zona no había mucho público. Pasado el 9, pasamos junto a Mestalla y continuamos por la Av. Aragón hasta llegar al puente, donde de repente, una multitud de gente aplaudía y animaba con una energía increíble: otra vez los vellos de punta. Cruzando el puente el 2º avituallamiento, y ya nos dirigimos al centro de la Capital del Turia. Mucha animación en esta zona: gente animando, saltimbanquis, grupos de música etc. durante el recorrido que nos lleva por la C/La Paz, Plaza de la Reina, Plaza del Ayuntamiento, C/ Colón, Plaza de Toros y estación del Norte. Ya llevamos un tercio de carrera, y de momento las sensaciones eran fenomenales: seguíamos con nuestro ritmo cómodo (a 5:40 m/Km) y disfrutando de la carrera, sin parar de hablar y comentar la carrera. En el 15, 3er avituallamiento, en el cual pregunté por alguna bebida isotónica y me dicen que se han terminado…¿cómo que se han terminado? Bueno, un traguito de agua y a esperar el siguiente. Pasamos junto a las Torres de Quart, continuamos hasta otro de los puentes que cruzan el antiguo cauce del Turia, el cual nos lleva hacia la zona norte de la ciudad. Poco a poco vamos acumulando Km’s, pero de momento todo va según lo previsto, con muy buenas sensaciones hasta el punto que Santi y yo no hemos dejado de hablar en todo el trayecto. En el Km 20, pasamos frente al Bioparc y las familias que iban a pasar la mañana allí nos animan y aplauden… y los peques puestos todos en fila para que les chocáramos la mano!. 4º Avituallamiento: seguimos sin tener suerte, ya que no hay isotónicos, se han terminado, así que, agua y uno de mis geles energéticos. Después de refrescarnos y volver al ritmo de crucero que llevábamos, llegamos al Km 21: la mitad de la carrera y 2h. justas. Seguíamos con nuestro ritmo cómodo y conservador, que de momento nos daba buen resultado. Momento emotivo de la carrera: el cartel del Km 22; era la primera vez que lo veía, hasta ahora todo era conocido, pero esto significaba que ya estábamos descontando, y que desde ese momento, estábamos en territorio desconocido. Esto además coincidió con el inicio de una zona con ambientación musical por megafonía en la que no paraba de sonar la banda sonora de Carros de Fuego: super emocionante!!! Esta zona también coincidía con un tramo en el que la carrera discurría en dirección de ida y vuelta. Pasado el 23, giramos para volver hacia el antiguo cauce del Turia. En este momento Santi me dice que prefiere conservar, que siga yo a mi ritmo, así que nos despedimos dándonos ánimos, y justo en el Km 24, empiezo a marcar un ritmo un poco más vivo. Había empezado a notar unas pequeñas molestias en las rodillas, pero al aumentar el ritmo, las molestias desaparecieron. Ahora empezaba lo bueno, así que a concentrarse y a darlo todo. Durante los siguientes 3 Km’s, al haber aumentado el ritmo, no paré de adelantar a corredores, lo que da una moral extra a esas alturas de carrera. Mis sensaciones eran buenísimas, manteniendo un ritmo de 5:10-15 m/Km sin problemas, siempre con cabeza para reservar para el final. Entre el Km 27 y el 29 pasamos por una zona (tal vez la más fea de la carrera) con un par de túneles subterráneos. Sin bajar el ritmo, sin parar de adelantar a corredores, controlando perfectamente, con la moral por la nubes, pasé por delante de las torres de Serranos, y casi sin querer…el Km 30. Me resultaba increíble haber llegado hasta allí, encontrarme tan bien y ser capaz de llevar un ritmo tan bueno. Al cruzar de nuevo el antiguo cauce del Turia, otra vez una multitud de gente animando, los saltimbanquis, aplausos, etc. que volvían a dar una buena dosis de ánimo y fuerzas extra. Justo en la zona del puente, el avituallamiento, ni me molesté en pedir bebida isotónica, porque ya se veía que, una vez más, sólo agua y gracias. Aproveché  para tomarme otro gel, y a continuar. Ya sólo quedaban 12 Km’s!!! Ahora la carrera discurría junto al antiguo cauce, y al fondo ya se veía la Ciudad de las artes y las ciencias, donde estaba la meta… pero antes debíamos desviarnos los citados 12 Km’s. Bueno, las fuerzas seguían aguantando, la velocidad estable en 5:15 m/Km que mantenía con comodidad, y sin parar de adelantar: que sensación!!. Escuché a un corredor que le decía a sus compañeros que, una vez pasado el Km 30, llegar a la meta estaba hecho… a ver si era verdad!. Ya estaba cerca del Km 33, donde estaba Gema con la cámara preparada para plasmar en fotos mi gesta. El público muy numeroso, sin dejar de animar ni un segundo al paso de los corredores. Al fodo ya veo a Gema, así que empiezo a agitar los brazos, con una sonrisa evidente de emoción y de buenas sensaciones. Me paro unos segundos para coger otro gel (por si al final necesito energía extra) y una botellita con Aquarius. Sonrisa para la foto, y a continuar. Degusté el Aquarius durante 2 Km’s, como si hiciese un año que no bebía otra cosa, y me sentó fenomenal. A partir de este momento la carrera demostró la dureza de un Maratón: cada vez me encontraba a más corredores andando, parados, estirando…estábamos ya en territorio del terrible y famoso “muro” (también conocido como “el tío del mazo”): es el bajón físico y psicológico que sufren los corredores de maratón entre los Km’s 32 y 36, donde las fuerzas ya flaquean, el cansancio se apodera de ti y la moral se queda por el camino. Yo de momento, conseguía evitarlo. Ya estaba en el 35, y aproveché el avituallamiento para beber y refrescarme, porque el calor ya iba apretando. Seguía con mi ritmo constante, sin desfallecer, cada vez más convencido de que iba a terminar y además, en buenas condiciones. De repente…sin darme cuenta estábamos ya en la playa de la Malvarosa, casi en el puerto. Visualmente y anímicamente para mí era ya casi como estar al lado de la meta (aunque acababa de pasar el Km 36 y faltaban aún 6 más!!!). Ahora sí, las piernas las tenía supercargadas, me pesaban una tonelada más cada una, pero mi ritmo seguía vivo, y continuaba a la misma velocidad, y claro, mi ánimo y mi moral, por las nubes. La zona del puerto la pasé en un suspiro, otra vez con los pitufos animando sin parar.  El tío del mazo se seguía cebando con muchos compañeros de batalla, que se rendían a falta de pocos Km’s, pero yo iba lanzado por la calle Baleares, en dirección a la meta. Con más ilusión que fuerzas enfilaba los últimos metros que me llevaban hasta la meta, con un público cada vez más numeroso y entregado, que no paraba de aplaudir y animar. Y por fin, al final de la calle, empecé a divisar la majestuosa presencia de la Ciudad de las artes y las ciencias, y las lágrimas de emoción a puntito de saltar: otra vez los vellos de punta. Aunque quedasen 2 Km’s ahora sí ya estaba hecho. Quedaba un último esfuerzo hasta la entrada por la parte alta, llena de gente, aplaudiendo, gritando, animando…realmente emocionante. Y ahora ya sí, con las fuerzas justas, habiendo esquivado al tío del mazo, con el peso de los Km encima, pero con toda la alegría y la ilusión del mundo, crucé por última vez el antiguo cauce del Turia, para entrar en él y adentrarme en la Ciudad de las artes y las ciencias. Último Km: una bajada matadora de adoquines nos llevaba a la zona vallada, por un lateral del  Palacio de las artes Reina Sofía, donde el numeroso público animaba sin parar. Emocionado a más no poder, ya estaba hecho!!! Una larga recta nos llevaba por debajo del puente por el cual había iniciado la gran aventura hacía casi 4 horas. Yo no paraba de sonreir, de saludar a todos los que animaban, con una gran emoción interna, hasta que de repente al fondo visualicé a Gema, preparada con la cámara. AL llegar a su altura, me acerco con una gran sonrisa,  me da los últimos ánimos antes del gran final. Los últimos metros voy flotando, más que nada porque las plantas de los pies ya no aguantan más impactos contra el suelo; pero ya no queda nada, ya estoy a puntito de tocar la gloria. Últimos metros, giro primero a la derecha, veo el cartel del Km 42, dioooooooooooooosssss!!!! y por último, giro hacia la izquierda… piso la alfombra azul que cubre la pasarela instalada sobre las aguas junto al museo Príncipe Felipe… últimos 100 m., y por fin al fondo la meta, rodeada por el agua azul que hacía que fuera una visión-sensación espectacular, que por mucho que explique no llegaría a plasmar con exactitud. En ese momento me entro la risa floja, que dio paso a la explosión de emoción, de alegría y de enorme felicidad, y por supuesto, los vellos de punta. Después de tanto esfuerzo, tenía la meta cara a cara y me iba acercando como si nada, como si hubiera sido fácil recorrer los 42 Km, como si fuéramos viejos conocidos. Mis sensación no fue que quedaran 100 m. para la meta, sino que la meta duró 100 m.!! No paré de saludar al público, de levantar los brazos, de sonreir, de disfrutar ese maravilloso momento en el que se paró el tiempo y en el que sentí que había hecho algo grande, sin duda lo más grande a nivel deportivo que nunca había hecho. Últimos metros, brazos en cruz, luego arriba, mirada al cielo, sonrisa para la foto, emoción desbordada… y por fin la meta!!! SIIIIIIIIIIIIIIIII!!!!!! SOY MARATONIANOOOOOOOOOO!!!!
Tiempo oficial: 4:00:39
Tiempo real: 3:57:36   (a 5:38 m/Km. Además, bajando de 4 horas!!!! Impresionante!!!)
Puesto de llegada: 4173  (5782 entrados en meta. Aunque hay que destacar que pasadas las 5 h. cerraron el control y se dejaron fuera a algunos corredores)

Es difícil describir lo que sentí en ese momento: felicidad, alegría, superación,... pero desde luego algo inimaginable, sobretodo por haber terminado en unas condiciones físicas muy buenas. Sin dejar de sonreir y de levantar los brazos, y como en una nube, recogí la bolsa con obsequios y la medalla conmemorativa de “finisher”, que me la había ganado. Había conseguido mi objetivo, había acabado mi gran reto y había cumplido mi sueño: ya soy Maratoniano!!!.
Mi primera maratón ha sido algo espectacular, increíble, por todo en general: el circuito, la ciudad, el clima, los corredores, el público, la increíble salida, la espectacular llegada, mis sensaciones, y por la marca conseguida.
En un día tan espectacularmente bueno, me sabe mal poner puntos negativos, así que los diré rápido y sin ensañarme mucho: Señores de la organización, por favor, piensen más en los corredores. Tengan previsión de las tallas de las camisetas (por ejemplo pidiéndolas en la inscripción), porque para ustedes igual es un trozo de tela, pero para nosotros es un símbolo de superación, de muchos meses de esfuerzo y muchos de nosotros no podemos lucir nuestra gesta porque nos han dado las tallas que quedaban, y gracias. Y sobretodo, es lamentable que en una maratón haya bebida isotónica sólo para los primeros. TODOS la necesitamos, sobretodo los que vamos de mitad hacia atrás, incluso me atrevería  a decir que más aún. Y algo de solidos (fruta, frutos secos, etc.) hubiera sido un detalle. ¿Cómo quieren que los corredores lleguen en buenas condiciones al final de la carrera? Y no será por dinero, porque bien se nos cobra la inscripción. Parece que lo único que les importa es la foto y las estadísticas (aumentar la participación del año anterior, batir la marca española de maratón, ser un referente en España y Europa…). En cualquier maratón importante de España y Europa, esto está más que cubierto. No se olviden una cosa: una buena maratón la hacen los corredores, sin nosotros no habría marca, ni foto, ni records. Espero que mejoren para el año que viene. Y ya que estamos, mi GPS en meta marcó 42,750 mts.
Ya sólo me queda agradecer todas las personas que habéis hecho esto posible, ya que, aunque haya sido yo el que ha llegado a la meta, sin vuestro apoyo nunca lo hubiera conseguido:  A mi familia, por su apoyo incondicional y por ser mis fans nº1; a los familiares y amigos que me habéis animado, seguido, fotografiado, etc. por las diferentes carreras y pueblos, con calor, frío, lluvia, etc., y me animáis incondicionalmente; a todos aquellos que, aunque no hayáis podido ir a ninguna carrera, me habéis animado desde la distancia; a mis compañeros del CAB, por que de cada uno de vosotros he aprendido algo; a todos los amigos con los que he compartido carreras y entrenamientos;y sobretodo a Gema, por todo (apoyo, comprensión, ánimos, por los madrugones, por las fotos, y por todo lo demás).
Ya soy maratoniano, objetivo cumplido. Pero… esto hay que repetirlo!!!

















Fotos de Gema, El blog de Tina y Marathon-Photos

Y aquí os dejo el vídeo con la imágenes más destacadas de la carrera

Vídeo resumen Maratón Valencia 2011




domingo, 13 de noviembre de 2011

Behobia-San Sebastián (13-11-11)

Última estación: San Sebastián. Prólogo: A falta de dos semanas justas para la gran cita, la última carrera dentro de mi plan de preparación para la Maratón ha sido la clásica Behobia-San Sebastian. Esta carrera ha conllevado un estupendo viaje de 4 días por tierras vascas en compañía de Jose y Pilar, y muy bien acogidos por Iker, Marian y la pequeña Luján, que han hecho de extraordinarios anfitriones. Un viaje muy completo, con visitas turísticas, pinchos, cañas, Gin tonics y muchas risas.

Y que mejor manera de terminar la preparación a la maratón que con una carrera tan emblemática como la Behobia-San Sebastián? Pues seguramente pocas veces cuadran tan bien las cosas para poder disfrutar de esta carrera en la preparación a una Maratón. Todo empezó hace año y medio, cuando Iker y Marian me hablaron de esta carrera tan emblemática del País Vasco: más de 16.000 personas, un gran ambiente de público y un estupendo recorrido, entre Irún y San Sebastián.  El único problema es que para apuntarse, hay que hacerlo el mismo día que se abre la inscripción, porque en cuestión de días, se agotan los dorsales. Además, también tiene que darse la posibilidad de coger unos días, para aprovechar y visitar San Sebastián. Así que, este año, como nos cuadraban las vacaciones, en Junio, el primer día, ya estaba inscrito (es la primera vez que me inscribo con tanta antelación a una carrera). Además, Jose, un viejo conocido de algunas de mis historias sobre el asfalto y compañero de batallas también se había inscrito, así que, el CAB iba a tener dos representantes en la Behobia. El sábado por la tarde nos dirigimos hacia el Kursaal, donde estaba instalada la feria del corredor, donde había un ambientazo espectacular de gente, de corredores, stands, etc. Allí recogimos el dorsal, la camiseta conmemorativa, folletos informativos, regalitos, productos de prueba, etc. si no me sacan, aún seguiría allí!! Ya estaba todo preparado para disfrutar de esta emblemática carrera.
Al día siguiente, después del desayuno, Jose y yo cogimos el tren habilitado para los corredores, desde Tolosa hasta Irún. Una de las particularidades de esta carrera es que la salida es en un municipio (Irún, al que es conveniente llegar en tren para evitar masificaciones) y la llegada en otro (San Sebastián, a 20 Km). Otra de las particularidades es que la salida se da en diferentes bloques de corredores, ordenados por marcas, con dorsales de diferentes colores, para así facilitar la salida a los más de 20.000 corredores!! Una locura!! Pero eso sí, todo muy bien organizado. Al llegar a Irún deberíamos haber cogido uno de los autobuses lanzadera que nos acercaría a la salida, pero era tal el número de personas que se agolpaban en la estación, que decidimos patearnos los 3 Km’s que distaban de la salida al igual que una gran número de corredores (Trayecto que aprovechamos para ultimar nuestras estrategias para la carrera). Según nos acercábamos a la zona de salida, se iba escuchando la música y la megafonía, el ambiente de los corredores, las conversaciones típicas de los runners… el espectáculo acababa de empezar. Una vez allí, fue un espectáculo ver toda la extensión enorme donde se ubicaba la salida abarrotada de corredores, animados por la música y por el Speaker. Lo primero que había que hacer era dejar las mochilas, porque íbamos pillados de tiempo (las dejamos en unos camiones de la organización, y luego se recogían en la meta). Casi me cuesta la vida quitarme el chándal, ponerme las calcetas compresoras y dejar la mochila con tanto gentío… me pisaron, me empujaron, perdí a Jose… que jaleo!!. Pero bueno, finalmente, nos reencontramos, dejamos las mochilas y a disfrutar de la salida. No se puede describir aquel ambiente, pero era espectacular ver a los miles de runners estirando, calentando e ir tomando posiciones. Nosotros, con dorsal azul, nos ubicaron cerca del puente que separa Irún de Francia, así que, aunque brevemente, hicimos una pequeña excursión por el País vecino mientras calentábamos. Contra todo pronóstico a estas alturas del año, el día era soleado, con ligeras rachas viento, así que había que hidratarse bien para no pagarlo al final. La salida oficial de la carrera era a las 11, y la nuestra, a las 11:24, así que hicimos tiempo estirando, animados por la música y por el gran ambiente, hasta que, por fin, llegó nuestro turno. A la hora prevista, nuestro grupo se situaba en la línea de salida, no sin antes saludar a las cámaras que grababan la salida y que proyectaban las imágenes en unas pantallas gigantes. Últimas instrucciones del speaker, música para animar la salida, pistoletazo, y todos a correr! Como era de esperar, la salida fue masificada, y durante los primeros Km’s era prácticamente imposible coger un ritmo cómodo, pero bueno, la idea era disfrutar. Ya desde el principio de la carrera había gente animando, aunque algo dispersa por las calles de Irún. Ya en el centro del municipio, algo más de ambiente y aplausos. A partir del Km 2 el perfil se volvía ligeramente ascendente, aunque llevadero, y el calor empezaba a dar guerra. A estas alturas ya había perdido a Jose entre la multitud, que aún era muy numerosa e impedía marcar un rimo bueno. Aún así, se podía correr bien. A partir del Km 4 y después de la ascensión, tocaba bajar, dejando atrás Irún. Recuperando en la bajada y aprovechando para adelantar a corredores, me planté en el Km 5, y de momento todo iba según lo previsto: ritmo tranquilo, para llegar bien al primer punto conflictivo: el alto de Alto de Gaintxurizketa. Del Km 5 al 6, subí un puntito el ritmo para ir cogiendo tono y llegar a punto para la subida. Con buenas sensaciones y ya con mi ritmo cogido llegué a los primeros desniveles de la subida Gaintxurizketa, que era una subida de unos 2 Km, con una buena pendiente que picaba bastante. Pues nada, para arriba!! Justo al empezar a subir, el 2º avituallamiento (curioso sitemas de avituallamiento el de la Behobia: vasitos pequeños de papel, en lugar de botellas). La subida ya hacía mella en un gran número de corredores que bajaban el ritmo, andaban o paraban. La verdad es que me encontré muy bien durante toda la subida, marqué un ritmo alto para no quedarme clavado y conseguí no sufrir mucho, pese al calor. Impresionante el gran número de gente que estaba en toda la subida animando y aplaudiendo a todos los corredores. La verdad es que animaba mucho y facilitaba la ascensión. Apretando los dientes en los últimos metros, por fin llegué a lo más alto de Gaintxurizketa, con una buena sudada, pero dentro del tiempo previsto (cerca de 40 minutos). A partir de aquí, volví a subir un punto más el ritmo. Del Km 8 al 11, zona de toboganes en la zona de Lezo, con algunas subiditas de esas que pican, pero en las cuales se podía disfrutar de un paisaje verde espectacular. Y después de los toboganes, bajada pronunciada continua, hasta el puerto de Pasajes. Aquí sí que apreté bastante para recuperar tiempo y para probarme, llegando a ritmos de 4:00 m/km en algunos momentos: la verdad es que me encontraba muy bien. El puerto de Pasajes es una zona de unos 3 Km, que a priori iban a servir para recuperar tiempo, descansar de la 1ª gran subida y de los toboganes, y para subir otro puntito el ritmo. Justo al entrar, un gran número de espectadores volvían a animarnos y aplaudirnos sin parar, niños con las manos extendidas para que les chocaras, gritos de ánimos, etc. la verdad es que era una pasada, increíble ver como la gente no paraba de animar, sin conocerte, incluso leían los nombres de los dorsales y te animaban por tu nombre! Pero justamente la zona que yo creía que iba a ser la más cómoda, se convirtió en un pequeño calvario. Durante todo el tramo del puerto, no conseguí encontrarme cómodo en ningún momento, tal vez acuse un poco el ritmo de la bajada; me constaba bajar de 5 m/Km, e incluso mantenerlo; además, en este tramo tuvimos que dejar paso a una ambulancia que tuvo que atender a un corredor, con lo que no conseguí encontrar el ritmo que esperaba. En esta zona había menos público, era una zona portuaria, un poco fea, con ferralla amontonada junto al paso de los corredores. Pasé momentos críticos porque pensaba que me venía abajo, totalmente desconcentrado y con la moral algo tocada… se me hizo interminable!!! Casi al final del puerto, me eché dos buenos tragos agua en el avituallamiento, más otro vasito para la cabeza y la cara, y creo que eso me vino de perlas, porque a partir de ahí, volví a concentrarme. Ya quedaba poco, para salir del puerto y volvía a verse público animando, cosa que se agradecía. Por fin, pasado el Km 15, salíamos del puerto y entrábamos en el barrio de Trintxerpe: multitud de gente animando, gritando, silbando, aplaudiendo, un grupo de niños txistularis,  y gente, y más gente, y más gente…la multitud animaban, creando un ambiente ensordecedor que hacía recargarte las pilas al instante. En ese momento se me pasó la pájara, volvieron las fuerzas, los ánimos, la moral…había llegado al último punto duro de la carrera: el alto de Mirakruz. Es una subida de unos 700 m., bastante dura, sobre  todo a la altura de carrera que estamos, en la que ya las fuerzas van justitas. Casa vez más gente animando, con más pasión, con más ganas, evidenciando que el apoyo a este deporte es total, y entendiendo que todos y cada uno de los corredores necesitan ánimos. Por momentos me sentí como se sientes los ciclistas en las carreras con finales en alto, con la gente totalmente entregada. La subida era dura, pero las piernas me respondieron perfectamente, mejor que en el llano, lo que me permitió adelantar a un gran número de corredores (ahora sí, muchos de ellos pagando el esfuerzo realizado, la dureza de la carrera, el calor…). Con mucho esfuerzo finalicé la subida, sin ni siquiera ver el restaurante de Arzak que estaba en lo más alto (y mira que me lo habían avisado…), pero espoleado por los ánimos de la gente, inicié la bajada hacia San Sebastián con todo lo que me quedaba dentro. Un Km de bajada, a 4:45 m/Km sin parar de adelantar a corredores, cada vez con mejores sensaciones, y ya por fin las dos últimas recta, de aproximadamente un Km cada una. Impresionante: gente, y más gente, y más gente…sin parar de animar, de aplaudir, de gritar. Casi sin darme cuenta, prácticamente flotando, me planté en la curva de 90 grados que nos llevaba al último Km, con la meta al fondo. La gente estrechaba la calzada, jaleando y vitoreando a los corredores. Con mucha emoción, pasé junto al Kursaal, cruce el puente y recorrí los últimos metros entre los aplausos de  la multitud, entre la que se encontraban Gema, Pilar, Iker, Marian y Luján (aunque entre los gritos, aplausos, megafonía, la emoción, etc. ni les vi ni les escuché). Con tanta emoción en los últimos Km’s, ni había mirado el garmin, y no sabía si iba dentro del tiempo previsto o no…y qué más daba?; hoy el tiempo no importaba. Los últimos metros, frente a la zona de gradas era el momento de sonreir y dejarse llevar hasta la meta. Acompañado por un gran número de corredores (como durante todo el recorrido), cruce el arco, dejando salir la emoción tras finalizar esta gran carrera.
           Tiempo de carrera: 1:38:58 (4:57 m/Km. Un tiempazo para ser un perfill tan duro, aunque no era día de preocuparse mucho por la marca, sino de terminar mi preparación a la Maratón y disfrutar de ese momento, del día en el que he sentido el ánimo de miles de personas durante casi todo el recorrido, haciéndote sentir todo un héroe)

Tras cruzar la meta, teníamos que recorrer unos metros vallados hasta llegar a la zona de entrega de chips. Pues aún la gente que estaba detrás de la vallas continuaba aplaudiéndonos. Impresionante. Para completar los obsequios por participar, nos dieron una medalla conmemorativa, fruta, chocolatinas, agua y aquarius.

Es imposible describir las sensaciones después de una carrera así. Destacar que es muy complicado organizar con tanta precisión una carrera con tantos participantes. Pero ha quedado demostrado que tanto la organización como la gente se vuelcan para que así sea. Como único punto a mejorar, yo propondría que algunos de los avituallamientos fueran de botella en lugar de vaso, porque se hace muy difícil beber y mojarse con vasos tan pequeños. Además, la botella la puedes conservar un tiempo por si la necesitas más adelante. Y ya que pedimos, que la bolsa del corredor sea un pelín más copiosa, ya que el precio que se paga es algo elevado para una carrera de esa distancia. Por lo demás, perfección total.
No cabe duda que esta es una de las mejores carreras, si no la mejor, en la que he participado. El recorrido, los paisajes, el perfil, y sobre todo la gente, hacen de la Behobia-San Sebastián una carrera imprescindible en el palmarés de todo corredor popular. Ni que decir tiene que volveré, no sé si el año que viene, o al otro, una, dos, o más veces, pero volveré.

 






Fotos de Gema, El Diario Vasco y Marathon-photos.com